Bien sabes tu, que oscuros son los días,
para el que sufre, ama, o envejece,
descarnado oleaje que entristece,
entre arenas, dolor y noches frías.
Ya ves que horribles son las lejanías
en el siniestro día que oscurece,
si en la memoria todo nos escuece
cercados de lejanas melodías.
Sobre la usada vida esta la pena
en rumbo del camino, señalada,
un tiempo que te salva o te condena.
Se llena de esperanzá la ensenada,
y en la triste quietad, la sangra suena
por el amargo dolo acariciada.
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