Cuantas veces, no sabes lo que tienes,
hasta que llega el mal y los quebrantos,
cuando arrastra la sombra tristes llantos
y bloquean las canas nuestras sienes.
Con recuerdos pasados te sostienes,
mordidos por el polvo y los espantos,
cuando el tiempo se lleva los encantos,
y añoras el caudal de antiguos bienes.
Todo la rosa mustia de hojas secas
como historia amarilla de la vida,
la que hizo temblar mis ansias frescas.
Hoy contemplo el abismo entristecida,
y el vestigio sonoro de horas tercas,
en rudo despertar, desposeída.
En las venas del sentimiento
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La inquebrantable lealtad
Al beso que un día nos dimos
Fue un equilibrio
Entre la verdad y la mentira
Voraz palabra de amor
Que se selló co...
Hace 10 horas
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