Yo puse un beso en el aire,
y el aire vino a mi encuentro,
inclinándome ante el
los aspire en aquel momento.
Dibujo un alegre gesto,
destilaba resplandor,
con alma de trovador.
No había tiempo ni espacio,
el la hora de soñar,
en ese ardor cobijaba,
todo el tiempo para amar.
Inesperado misterio
áurea luz de fantasía,
eco impalpable y divino,
que va conmigo en la poesía.
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