Si en el hondo viento
la núbil presencia,
con dulce alegría,
sonríe al mirar,
es que has aprendido,
despierto a soñar.
Se el eco lejano,
trae entre su rumor,
en vuelo una música,
de un canto de amor.
Si en el corazón,
anida un recuerdo,
y a tu frente casta,
le parece verlo.
Cuando la brisa,
llega a tu ventana,
y te da un perfume,
de intensa fragancia.
Si el mundo silencio
con anuncio leva,
trae en su tenue paso
música y cantar,
es que has aprendido
despierto a soñar.
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