entre el vuelo vibrátil de la cima,
como una sombra caliente de mis sienes.
En sueño vacilante me retienes,
con la luz, cegadora que me anima,
desbandando pesares a otro clima
entre el aire que arrastra los vaivienes.
Ríos de fuego de amor y de ternura,
besan la luz sutil de mi secreto,
con dulce labio en flor de la brancura.
Gotea un arrebato de dulzura
en la pluma que escribe mi soneto
y así queda borrada mi amargura.
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