
no te dejes llevar del dulzor de las flores,
las mieles que te dan y sus colores
embriagan tu razón sin experiencia.
Cuando ya con el néctar apurado,
descubras que la miel era veneno,
con las alas caídas hacia el suelo,
llorarás de impotencia y desamparo.
Pero así es el jardín con sus placeres,
y tu triste experiencia, mariposa,
no evita que también beban las rosas,
el veneno que ofrece con su mieles.
Si tu triste vivencia controlara
del jardín ese ansia de placeres,
la serpiente del mar con sus poderes
quedaría impotente y destrozada.
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